Natalia Ríos
¿Has recibido un diagnóstico médico que te deja sin piso?
En muchas ocasiones, el miedo, la incertidumbre y la angustia que genera la falta de información y ausencia de una guía por parte del profesional no te permiten imaginar que este proceso podría ser el portal hacia una nueva vida que te llevará a una total transformación. No te contaré mi historia completa porque necesitaría un libro entero. Sin embargo, quiero decirte que no estás sola, que ha habido avances en torno al abordaje de la endometriosis y que junto con el trabajo de autocuidado que decidas hacer, irás construyendo las rutas hacia tu bienestar.
He conocido el infierno, y quiero que sepas que en él se me han revelado los más grandes tesoros: me he encontrado con mis miedos más profundos, mis heridas más antiguas y gracias a eso, pude sanarlas. No es un camino fácil. Pero deja grandes victorias. Por eso, me atrevo a decirte que tú también saldrás de esas sombras y volverás a sonreír.
En el año 2008 me diagnosticaron endometriosis ovárica y fue una total confusión para mí. ¿Qué es la endometriosis? ¿Por qué me pasa? ¿Cómo se cura? Las respuestas médicas fueron: “Si supiera, me hubiera ganado el Premio Nobel de Medicina”, “Lo mejor que puedes hacer es embarazarte; así te vas a curar” o “Tómate estos anticonceptivos y verás cómo te sientes mejor”.
Tomé la decisión de escucharme, de sentir mi cuerpo y no basarme solo en las recomendaciones médicas. Al comienzo, el camino parecía solo de sombras, confusión, angustia y mucho miedo. Tenía 23 años y no quería ser madre. ¿Cómo iba a tener unx hijx solo para sanarme? Decidí explorar varias terapias de manera muy comprometida y en muchas de ellas me aseguraron que estaba curada. Aún así, tuve una primera cirugía de emergencia. Fue una gran desilusión… lo estaba dando todo en mi proceso de sanación, pero ahí estaba. El cirujano me pedía que lo disculpara, que no había podido sacar todo el endometrioma. No entendí lo que eso significaba hasta que volví a menstruar con muchísimo dolor y me di cuenta de que la cirugía no había solucionado nada.
Comprendí que no debía poner mi salud en manos de otras personas, así que continué explorando terapias y diferentes caminos en mi proceso de sanación, aprendí de las plantas medicinales y me uní a círculos de mujeres, en donde frecuentemente escuchaba: “Debes sanar la relación con tu sangre, debes amigarte con tu feminidad, debes sanar tu linaje femenino, así te vas a sanar…”. Lo hice, y lo sigo haciendo. Sin embargo, esto no te asegura la sanación, es solo una parte de la integralidad que compone la Salud. Es más, eso me hacía sentir muy culpable…
Decidí tomar lo que me servía y seguí adelante, avancé mucho en la sanación de mi historia de vida y fue muy duro tener que volver al quirófano: el cirujano no había sacado todo en la primera intervención, y en solo seis meses lo que dejó creció rápidamente hasta reventarse. Sentí que estaba a punto de morir. La recuperación fue tremendamente difícil y era muy doloroso escuchar los insensibles decretos médicos: “Tienes una enfermedad de mierda”, “No podrás ser mamá”, “Debes acostumbrarte a vivir así hasta que estés menopáusica”. Aun así, me recuperé, retomé mi vida, volví al trabajo, volví a menstruar, y el dolor también volvió.
A pesar del camino recorrido, la endometriosis se había convertido en un gran monstruo. No quería siquiera nombrarla, me sentía avergonzada de mi condición (porque creía que eso significaba que aún no había sanado la relación con mi sangre, con mis ancestras, con mi feminidad), sentía culpa de tener esta enfermedad y era horrible cuando mis amigas más queridas me criticaban porque no podía pararme de la cama del dolor.
Más tarde entendí que no era culpa mía, que la enfermedad depende de muchos factores y sobre todo, comprendí la importancia de crear espacios circulares como lugares de integración y apoyo, desde el respeto y el conocimiento, para la sanación de las mujeres.
Aquí fue cuando decidí dejarlo todo (mi laboratorio, mi casa, mi país) y salí en busca de mi medicina. Estuve por muchos lugares, bailé, subí montañas, caminé por sitios sagrados, dieté en la selva. Mientras seguí mi trabajo personal, encontré nuevas herramientas, investigué y aprendí muchísimo sobre endometriosis. La acumulación de experiencia me hizo una verdadera experta en el tema: aprendí de plantas, de alimentación y de todo lo que afecta la salud de nuestro cuerpo, visto como una integralidad. Comencé a hablar, a contar sobre la endometriosis, a perder el pánico que le tenía y así comenzaron a llegar mujeres con historias similares, e incluso más fuertes. Con todo lo que había reunido de experiencia, pude acompañarlas, y al ver que podía ayudar a otras mujeres mi corazón se llenó enormemente.
Hasta el día de hoy he tenido cuatro cirugías. Después de la tercera nació mi amada hija, la niña milagro. Sinceramente, el trabajo emocional me transformó por completo, pero lo que más cambió mi vida en torno a los síntomas fue modificar absolutamente mi alimentación. Al hacerlo, vi los cambios en poco tiempo. Esto, junto con mi última cirugía, realizada por un equipo experto en endometriosis, marcó una notable diferencia en mi vida actual. He vuelto a sonreír a diario, se restableció la conexión con mi energía creativa, comencé a hacer cosas que, la verdad, nunca imaginé que haría.
La intención de este relato no es que sigas mis pasos. Solo te muestro con sinceridad la ruta que seguí, y cómo a través de estas vivencias he aprendido y me he transformado. Cómo decidas transitar este camino es decisión solo tuya.
A continuación, te dejo algunas recomendaciones que hoy me parecen importantes:
El dolor menstrual incapacitante no es normal. Si lo tienes, debes hacer lo siguiente:
1- Busca un experto en endometriosis con trayectoria comprobada.
2- Pídele que un radiólogo experto en endometriosis te realice un examen especializado (mapeamiento). Hay dos tipos:
a- Resonancia magnética con protocolo de endometriosis.
b- Examen ecográfico (eco tv + eco abdominal) con protocolo de endometriosis.
En caso de necesitar una cirugía, asegúrate de que sea por medio de la técnica de excisión y que cuentes con un equipo multidisciplinario (urólogo, coloproctólogo, etc. expertos en endometriosis)
Para investigar y conocer a tu doctor/a, averigua lo siguiente:
a- En qué centro de atención de endometriosis de alto volumen se preparó y cuánto tiempo estuvo allí..
b-¿Cuenta con un equipo multidisciplinario experto en endometriosis?
c-¿Cuántos años tiene de experiencia tratando y operando endometriosis?
d-¿Tiene publicaciones sobre el tema?
e- Habla con las mujeres que han sido atendidas u operadas por él/ella.
Consejos para tu autocuidado:
1- Evita los productos químicos, tanto alimentos como elementos de aseo y belleza. Prefiere los productos naturales.
2- Lleva una alimentación desinflamatoria. Evita los productos lácteos, las harinas refinadas, los azúcares y el gluten. En cambio, consume frutos secos, leches vegetales, stevia, alulosa, etc.
3- Evita el estrés, pues aumenta los niveles inflamatorios, empeorando la endometriosis.
4- Haz actividad física. Esto activará hormonas como las endorfinas, analgésicos naturales que mejoran el bombeo de sangre desde nuestro corazón.
5- Experimenta tus facetas artísticas y desarrolla actividades que te conecten con el placer, el disfrute y la creación.
6- Aprende de la medicina de las plantas. Ellas tienen mucho que entregarte. Hay plantas maravillosas que ayudarán a regular tus hormonas, como la milenrama y el sauzgatillo.
Estos son solo algunos consejos que deseo te apoyen en tu tránsito con esta enfermedad, pero lo más importante, siempre, es que te escuches, te hagas cargo de lo que estás viviendo y recuerdes que eres tú quien habita ese cuerpo y tú decides qué es lo mejor para ti.
Natalia Ríos
Nació en Santiago de Chile en 1983. Terapeuta integral residente en Ecuador, vocera de Red en Rojo, con quienes inaugura la muestra artística y educativa de salud y educación menstrual “Viva mi sangre”, directiva de EndoAcción – Ecuador, creadora del ciclo de talleres “Hablemos de endometriosis”. Su trabajo se especializa en el acompañamiento de mujeres con endometriosis a través de consultas, talleres y círculos de contención emocional.